🌈🔥EL PARTIDO🔥🌈

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Anónimo

🌈🔥EL PARTIDO🔥🌈
20 de diciembre de 2022

🌈🔥EL PARTIDO🔥🌈

UN RELATO ANÓNIMO

Hola amigos,era una tarde de jueves en un conocido club deportivo de la ciudad de México y estaba ganando el tercer set en un partido muy disputado contra un cuero de 1.80, lampiño, cabello cenizo veteado de güero (rubio), una piernas impresionantes y una de las mejores nalgas del torneo de interclubes de ese año.
 

La tribuna extrañamente estaba conformada por chavos guapos en su mayoría, además de Azucena la madrina del Club y una de sus histéricas amiguitas que siempre andan con mirada braguetera con ojos de ¡cógeme!, pero que no faltaba a misa cada tercer día….

 

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Era casi imposible concentrarse en el juego al ver tantas piernas de preciosos hombres bronceados de todas las edades apetecibles, desde 18 hasta 43 de Jorge, un casado con las segundas mejores piernas del tenis de ese club, después de las mías, claro está.
 
Uno de los espectadores, que siempre me había gustado, un chavito de unos 22 años, moreno, con un cuerpo de antología y unos ojos negros preciosos con mirada penetrante se acercó a mí y me propuso utilizar su raqueta, que era de la misma marca y utilizaba una tensión similar en las cuerdas, lo cual acepté no sin antes lanzarle una revisada al bulto protuberante que se le marcaba en unos inusuales «shorts» blancos muy pegados.
 
Continué el partido y el cuero -que se llamaba Ricardo- estaba frenético, pues parecería que la raqueta de Javier me había dado mayor impulso e inspiración y el set se alargó hasta concluir en un 9-7 fatal para sus aspiraciones de llegar a la final del torneo. Obviamente él hubiera deseado que en el set final existiera la «muerte súbita», con la cual había ganado el día anterior precisamente a Javier en los cuartos de final.
 
«Qué cabrón eres -me soltó al acercarnos a la red al final del partido para darnos la mano como buenos deportistas- ¿no podrías haber aceptado otra raqueta que no fuera del puto ese de Javier?»
 
Su actitud homofóbica me dio mucho que pensar, en dos sentidos: uno, qué poca madre tenía este cuero que se siente parido por los dioses y realmente lo es, pero que le baje. Y segundo, capaz que es de closet y para «ocultarlo» se quiere ver mataputos.
 
«Bueno, yo qué culpa tengo que se me haya roto la cuerda por pegarle tan fuerte y que este chavito me haya alivianado con su… instrumento» le dije con toda intención «instrumento» para ver qué cara ponía, y el que se sacó de onda fue otro: yo, por que me contestó sin más ni más «¿tu también…?» alejándose para recoger sus cosas y largarse de ahí.
 
Me quedé «frozen margarita» como dice un amigo, pues a pesar de que Ricardo estaba tan enojado por perder, tuvo tiempo para dejarme entrever que sí le entraba a la lujuria gay y que Javiercito también…. eso me puso a mil por hora y la verga se me paró inmediatamente.
 
Busqué a Javier para regresarle su «instrumento» y le di las gracias, comentándole que me había traído suerte e inspiración, a lo que me contestó «me la debía ese hijo de puta y además tú me caes muy bien, así que quedó perfecto, gracias por vengarme de la derrota de ayer, que me dolió más que cuando.
 
Pero a eso hay que sumarle que jugaste de maravilla….» se quedó callado y de repente, cambiando de tema ante mi mirada inquisitiva, me preguntó que cómo le iba a hacer para el partido de la final, que se celebraría el sábado contra un chango espantoso que demeritaría la estética del tenis en este torneo en el cual se habían inscrito puros cueros de 8 clubes diferentes.
 
Total, me quedé con la duda de preguntarle a qué se refería con que le había dolido más que…. en relación al Ricardito mamón pero precioso, y le contesté que si él aceptaba, jugaría con su raqueta, pero que para no pasar por la misma contingencia, tendría que llevar a encordar la mía en el establecimiento de deportes que se encontraba en el centro comercial de al lado del club.
 
«Tienes toda la razón, te la presto y además, si quieres, te acompaño a llevar tu raqueta a arreglar, en cuanto te des un baño…» entonces quedamos en vernos en la tienda del centro comercial en 1 hora.
 
Me bañé, conversé con dos amigos que son pareja y estaban en la sauna y les llamó la atención que estuviera excitado, suponiendo que era por verlos a ellos, pero los desengañé contándoles los sucesos del partido, Ricardo y Javiercito.
 
Uno de ellos me contó su versión, Ricardo se había ligado a Javier en un antro hacía como tres meses, sin saber que era tenista y que en poco tiempo se verían las caras en el torneo.
 
Ricardo sí era gay pero no se aceptaba, mientras que Javier se había enamorado como un estúpido en tan corto tiempo; me contó que su relación fue sumamente pasional como corta, pero que la iniciaron en el mismo cuarto oscuro del antro esa primera noche, en la cual Ricardo había penetrado sin compasión al novato de Javier, frente a todo mundo y que aquello había acabado en orgía en la que los culos, las mamadas, las vergas chorreantes de presemen y de lechita se multiplicaron.
 
Ello no obstó para que Javier quedara prendado del güero, que lo trató con la punta del pie durante los dos meses en los que le fue infiel, lo sometía a cosas nuevas sin ninguna ternura y lo hacía pagar por su propia no aceptación de su ser homosexual.
 
Dejó una huella tremenda en el pobre chavo, pero lo inició en la lujuria y la pasión por los encuentros subrepticios y furtivos del mundo gay de México.
 
Llegué a la tienda de deportes antes que Javier y dejé mi raqueta para que le cambiaran las cuerdas en menos de cinco minutos, lo que me dejó tiempo para pensar en una estrategia para ligarme a este forro de 22 añitos y agradecerle el favor, por lo que caminando por el centro comercial no me di cuenta que un galán como de 30 me estaba siguiendo.
 
Me metí al baño para desahogar los estragos de líquido tomado durante el partido, pues aún faltaban 10 minutos para que mi futura conquista apareciera, cuando me percato que el de 30 años me había seguido; era alto, como 1.87, muy buen cuerpo, pelo largo castaño ensortijado y muy bien arreglado, pero lo mejor es que se relamía cada vez que volteaba a verme el paquete… él por su parte tenía un bulto que prometía.
 
Me dejé seducir por sus miradas cargadas de lujuria, y en cuanto salió un señor del baño, se me acercó y me dijo que le encantaba mamar vergas tan ricas como la que se me veía a mí… con eso, se me fue parando poco a poco y otra vez el miembro viril de 17 cms que tengo entre mis deliciosas piernas, pero en ese momento entró un guardia de seguridad del centro que hizo que saliéramos casi en estampida.
 
Ya afuera en uno de los pasillos, me repitió la promesa y me dijo que si no tenía en dónde, que él se tardaría todo lo quisiera yo y que además me ordeñaría hasta saciar toda mi carga de leche, que para ese momento y con tantas emociones ya se había multiplicado….
 
En eso, se aparece Javier y me pregunta por la raqueta, lo que me impidió contestarle al de 30, que se llamaba Mario, a quien se le iban los ojos también con el bultazo del chavito y sin más ni más nos soltó a los dos: «si quieren, se las mamo a los dos hasta que se vengan completitos
 
Javier se quedó con cara de «what????» y yo estaba más rojo que un jitomate por la metida de pata del ligador del centro comercial…. pasaron 5 segundos de tensión y para mi sorpresa, Javier me llevó aparte y me dijo «oye, esas proposiciones no se dejan pasar, vamos con éste galán ordeñador al estacionamiento del club, a tu coche, al fin ya obscureció y los vigilantes están en asamblea del sindicato, así que….»
 
Yo me sorprendí por la apertura de este precioso y me permitió ver que venía aún con sus «shorts» pegadísimos y la verga se le había endurecido dejando ver un tamaño descomunal…. Ya no entré en explicaciones y aproveché el momento que me daba oportunidad de saltar una serie de etapas de conquista, que románticamente me hubieran gustado pero que en ese momento de cachondería no importaban.
 
Vamos, le dije a ambos, llegamos al estacionamiento del club, buscamos mi automóvil y corroboramos que efectivamente los guardias no estuvieran ahí, nos subimos en la parte trasera y como había transportado unos cuadros en la mañana a mi nueva casa en Perisur, tenía bajada la parte de atrás hacia la cajuela y eso nos daba espacio suficiente para acomodarnos acostados sin que nos vieran.
 
Javier estaba extasiado con la idea, se acostó boca abajo; Mario sacaba la lengua relamiéndose ruidosamente y yo me quité los «pants» para quedar sólo en suspensorio con mi verga a todo lo que da, asomando la cabeza por fuera del mismo.
 
Me acosté en posición de 69 con mi cara hacia las nalgas divinas de Javier y le empecé a meter la lengua por los bordes inferiores del «short» buscando su hoyito, mientras Mario se abalanzó hacia mi pene erecto y empezó lamiendo la cabeza que sobresalía, no sin darme lengüetazos en las ingles y en los huevos recién rasurados la noche anterior, lo que los hacía tersos al gusto del ordeñador.
 
Poco a poco fui ensalivando las piernas y la entrepierna trasera de Javier, quien gemía de gusto a cada mordisco; termine por romper la tela de sus shorts y me lancé a su culito metiéndole la lengua, mientras Mario se engullía toda mi verga en su esplendor absoluto, arriba, abajo, arriba, abajo, con una presión exacta, sin rasguñar la piel con sus dientes y con una lentitud pasmosa que hacía que reconfirmara que a pesar de lo que digan, a mi lo que más me gusta es venirme en la boca de un macho.
 
Los cristales se empañaron mientras le metía uno, dos, tres, cuatro dedos en el culo a Javiercito, con unas nalgas lampiñas, morenas, semiduras, acojinaditas y calientes y un hoyito delicioso que me gritaba «cógeme, penétrame mi rey, que me encantas desde hace mucho….», con eso, empecé a eyacular como pozo petrolero en la boca de mi ordeñador, mientras le relamía el culo a mi chavito de nuevo y daba de gritos frenéticos como cada vez que me vengo, y más en una mamada.
 
Mario se tragó todo mi semen mientras se chupaba los dedos con los restos que se habían escapado en la comisura de sus labios, y procedió a meterse el cacharrote de Javier, que era una estaca descomunal de 25 cms mínimo, volteándolo de tal forma que el culo del niño que quedaba justo en la cara, para que siguiera metiéndole la lengua mientras le mamaban la vergota.
 
Era tanta mi calentura, que para mi sorpresa y a pesar de haber eyaculado unos minutos antes, me había empalmado otra vez y con mayor fuerza, sobre todo por el olor del culo de Javier, todo ensalivado y humedecido de pasión mientras se la mamaban por el frente.
 
Le pregunté si podía penetrarlo y me respondió casi suplicando «hazlo, que te he visto la verga muchas veces en los baños y quiero que me llenes con ella, me encanta», a lo que ni tardo ni perezoso me lancé, metiéndosela como me habían contado que lo había hecho Ricardo en aquel cuarto oscuro cuando lo desvirgó, a ver si así se enamoraba de mí….
 
Mientras me lo cogía, pude ver su espalda y sus piernas, estaba buenísimo este cabroncito, sobre todo por como se contorsionaba por las mamadas de Mario y mis impulsos con la verga metida hasta adentro de su culito riquísimo.
 
De repente, se escuchó un ruido ensordecedor dentro del coche, Javier se estaba viniendo de una manera que parecería que nunca lo había hecho, mientras que Mario aspiraba y tragaba todo lo que podía y eso hizo que me viniera yo también en el mismo momento, viendo también cómo Mario se había sacado el instrumento tan bueno que tenía y se la estaba chaqueteando y estaba eyaculando al mismo tiempo, por lo que para devolverle el favor, me agaché y me la metí en la boca para que se viniera agusto también.
 
Javier en la boca de Mario, la vergota de éste en la mía y yo viniéndome en el culo de Javier de una manera indescriptible. Lo increíble es que el coche no se manchó con una sola gota de semen…
 
Javier y yo fuimos amantes tres años y cada aniversario semestral nos permitíamos invitar a Mario para que nos ordeñara como sólo él sabe hacerlo, siempre agradeciéndole que nos hubiera facilitado las cosas y nos hubiera permitido conocernos más rápido que en un partido de tenis…

 

Visita Gay en México

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